sábado, 24 de agosto de 2013

y en tierras de este señor, los cocodrilos se han quitado el disfraz.






(In memoriam de aquellos sabios poetas del surrealismo, sobre todo de Arp y de Bretón. Empecé hace casi cuarenta años a escribir poemas como éste... bueno, como éste, no: han pasado cuarenta años casi.)



 

Poema del cocodrilo que quería ser hipopótamo.

no tengo porque guardar más corrección que los niños que tienen hambre de jugar en el parque sin mayor freno que su imaginación.
pues la noche no debería haberme alcanzado nunca
no me digas que esto es un poema, ni me digas que la lluvia amenaza de nuevo
porque la ruta del gusano es tan profunda como el vaso de leche por la mañana
y la mano de tu madre meciéndote todavía, TODAVÍA
como cuando las estrellas eran tu cuna y el firmamento
la frazada.

no, no tengo por  qué acudir a las medias palabras del hombre maduro
ni enseñar más corazón del que me resta todavía
(ése que sólo tú conocías,
¡oh, mujer marchita!)
ni tengo que decir nada  que no tenga en el bolsillo del  alma o la cartera de la piel
(no soy un cocodrilo aunque quisiera ser hipopótamo o luna )
no preciso socorrer la elipsis porque habito una tienda de campaña bajo el cielo mismo de las elipsis cosmogenéticas

me acuno todos los días en vuestras miradas
ajenos de nombre y alma: eso sois vosotros.

pero no lo sabéis, ni lo querríais saber si también fuerais acunados bajo ese firmamento de vacíos prolijos

(el cocodrilo es libre
el hipopótamo remueve la charca
y la luna se mira,
y Federico la está besando
oh, ilustre calavera
oh, ramillete fecundo)

así que no lo sabéis
sois pregunta sin respuesta, niebla
o tronco oculto de hojas innúmeras y hiedra fecunda y silenciosa
sois el árbol que calla en el bosque opaco mientras yo camino:
circunloquios y enredos; nada tengo.

la soledad no brilla como una estrella
no lo creáis
¡oh, no lo creáis!

cada uno de los cien pies del solitario
reza pasos a Onán
desdicha inevitable de ahogado que tragó su propio esperma
eco de sus propias oraciones: palabras enlazadas

pero no lo creáis
¡oh, no lo creáis!

*

4 comentarios:

jose turu dijo...

Gracias Maga, el grupo de Bretón me impresionó hace muchos años, muchos.

Sin embargo -será la edad- vuelve a mi esa manera de explorar la vida y los hechos -los del mundo y los del alma- de forma natural.
Pero, a estas alturas, me es obvio que ellos pusieron el auto: a mí me corresponde ahora elegir el camino, ofrecer la mirada. La propia, claro.
un beso, nos leemos.

Alondra nocturna dijo...

Corazón que se envuelve en sus palabras de ecos de sueños y mundos más allá de la prosa del devenir del trabajo y los miedos y renuncias que comporta un mundo incierto.

Gracias por el fenix de tu imaginación.

Alondra nocturna dijo...

Sería un buen comienzo para una novela a estilo Paul Auster...
Tener demasiado claro quien se és aparte de demostrar insensatez es peligroso.
Como decía nuestro viejo amigo Luis Eduardo:
"La razón sin el ensueño produce desatinos"

Alfredo Cernuda dijo...

Maravilloso este cocodrilo que quería ser hipopótamo. Toda mi admiración, José, ya me he hecho seguidor de tu blog para seguir leyéndote. Un fuerte abrazo.